jueves, 8 de septiembre de 2011

Compartiendo los sueños.

                Boletín N° 4                       Agosto, 2011

Compartiendo los sueños

AHORA SOMOS DOS MISIONERA, EN ANGOLA,  UNA RELIGIOSA Y UNA LAICA
El gran deseo de mi corazón misionero, al llegar a esta bendita tierra angolana (Marzo de 2009) fue siempre, compartir mi fe y entregar mi vida a Cristo en los hermanos y hermanas concretas de este lugar donde el Señor me trajo. Anunciar a Jesús y los Valores del Reino de Amor, Justicia y Paz que El nos trajo.



Ciertamente este anuncio, que para la Iglesia en Angola, es un Primer anuncio de Evangelización, nos lleva a denunciar también aquellas situaciones que no son parte de su Reino y esto es comprometerse con la vida amenazada!
Vida amenazada que se manifiesta en:
·         Necesidad de acercar una civilización a pueblos, tribus muy primitivos.
·         Junto a la civilización también se necesita urbanizar las aldeas, barrios, ciudades con caminos transitables, puentes mas seguros, escuelas para todos, puestos de salud que cuenten con lo necesario para atender, organización social en los municipios o comunas, mejorar los transportes públicos, purificar o tratar el agua que tomamos,  entre muchos otros aspectos.
·         Crear conciencia de los Derechos humanos, y ciudadanos, la falta de cultura jurídica es generalizada en todo el país, pero en estas comunidades aún existe la “justicia por manos propias” y con las acusaciones de feitizaría pueden matar a las personas. Esta conciencia hará  que las poblaciones puedan dialogar con el gobierno local y trabajar de manera mancomunada para el bien de todos y con la participacion de todos, cada uno según su responsabilidad, como es el caso de los sobas o reyes, especie de presidentes de los barrios o aldeas.
·         Un problema muy serio es el analfabetismo general que existe, los mismos profesores en las escuelas tienen generalmente, hasta un tercer o cuarto grado, las mujeres nunca han ido a la escuela, por lo que no saben hablar el portugues, actualmente se está a crear conciencia al respecto.  Sin embargo, muchas veces las mininas no son enviadas a estudiar porque deben ayudar en la casa y la labra (campo). No todas las comunidades cuentan con escuelas, ni siquiera de adobe, tienen sus clases debajo de un árbol o en las iglesias ,si es que existe.
·         Las mujeres y los ninos son esclavas de los hombres; las mininas entre 12 y 15 aços son entregadas en matrimonio tradicional por sus padres o tios; La mujer es la que realiza todos los trabajos en la casa y en el campo, los hombres no colaboran demasiado. Situación que lleva a vivir en la precariedad total, falta de higiene, cuidado en la salud,  educación de los ninos, alimentación poco variada y equilibrada lo que da como resultado grandes cifras de desnutrición y  muertes infantil, incluso antes de nacer; Muchos abortos que se dan a causa de los grandes pesos que la Mujer embarazada carga sobre su cabeza, la posición en que trabaja tanto en la casa como en el campo y también por violencia intrafamiliar; súmase significativamente la creencia en la fetizaría o brujería de la que los ancianos y ninos son los mas acusados de practicarla.
Nuestro compromiso con esta realidad desafiante nos lleva a trabajar sin descanso con mucho amor, paciencia y entrega, en las 14 Parroquias de la Diócesis de Luena en la Provincia de Moxico, con alrededor de 300 comunidades que distan desde 50 a 800Kms. En la misma conviven doce pueblos indígenas diferentes, quienes en su mayoría viven de la pesca y caza, sólo cultivan choclo y mandioca, alimentos que basan su alimentación diaria.
Hermana Cristina Mondino, Auxiliar Parroquial de Santa María
Patricia Carriqueo, Misionera laica, Diócesis de S.C. de Bariloche
AQUI ESTA TODO POR HACERSE!!! PARECIERA SER EL INICIO DE UN RINCON DEL MUNDO... sólo aquellos que viven esta experiencia pueden comprender la profundidad de mis palabras!!!

 El sentido de nuestra presencia misionera aquí:
<mostrar el rostro misericordioso de Dios que ama entrañablemente a la humanidad, de manera preferencial a los más pobres y marginados;  simplemente viviendo junto a ellos la vida cotidiana, y misionando  permanentemente con acciones concretas de promoción humana.


OBJETIVO DE LA RED SOLIDARIA


Mejorar la calidad de vida de habitantes de dos provincias de Angola, especialmente mujeres y niños en extrema pobreza y riesgo social, por medio de micros emprendimientos y padrinazgo de niños desnutridos


LOS NIÑOS Y LAS MUJERES EN ANGOLA,
TAMBIEN MERECEN VIVIR Y NO SOLO SOBREVIVIR!!!

La Iglesia, desde el ámbito de la acción social y la caridad, tiene un papel fundamental frente a este desafío para “recibir y cuidar la vida amenazada” en los que hoy son los más pobres: niños y mujeres infectadas de Paludismo, Sida y otras enfermedades.  Reforzar los valores de la familia, la paternidad y maternidad responsable, la conducta sexual sana y responsable dentro de la pareja.
En nuestras Diócesis por medio de PROMAICA una comisión creada para la promoción de la mujer angolana acompañamos y animamos el desarrollo,  desenvolvimiento y participación de las mujeres tanto en la Iglesia como en la sociedad.
A los niños, además, se los atiende en una organización diocesana llamada PASTORAL DE LAS CRIANZAS. Por medio de técnicos o líderes, se hace un control sanitario mensualmente y en casos más graves de manera semanal, controlando su anemia, su peso y entregando un alimento balanceado para luchar con su desnutrición. También enseñado a sus madres sobre los cuidados que deben tener para con ellos

Seamos solidarios y comprometámonos con esta realidad dramática apoyando la Red Solidaria para Angola que  trabaja y lucha con Proyectos de promoción humana que reduzcan la pobreza, la miseria, la exclusión, entregando herramientas de desenvolvimiento personal para dignificar a las personas, especialmente las mujeres y los niños.


Mi testimonio en este tiempo de misión:

            Por donde empezar… por lo más grande!!!: el Señor se hace presente no sólo en la Eucaristía, sino también y muy fuerte en los hermanos africanos.
            El ritmo de vida es bastante diferente, pero a Dios gracias, estoy bastante adaptada. Llegué a Luena el 7 de agosto de este año.
            Por ahora, la visión es de la ciudad, debido a las tareas que debo realizar. De mañana trabajo en el obispado, las actividades son de lo mas diversas: estoy revisando todas las computadoras, organizando archivos, etc. Ayudando a armar un libro de recetas de un curso de cocina que está por finalizar, diagramando otro para formación de catequistas en chokwe (idioma general de los distintos pueblos originarios que aquí reciden). Colaborando con las comunidades religiosas en lo que tiene que ver con la informática. También en electricidad, haciendo algunos trabajos en el obispado.
            Además acompañando a la hermana Cristina en las reuniones con diferentes pastorales, por ahora escuchando y aprendiendo, para más adelante también poder hacer algún aporte.
            Un regalo que tuve el domingo siguiente a mi llegada,  fue poder ir a acompañar a un sacerdote a la celebración de la misa en una comunidad
La aldea está a 20 km de la ciudad de Luena, tardamos 45 min en llegar, imaginen el estado del camino, es arenoso y en algunas partes más cerrado de vegetación, eran las zonas de guerra, por lo que todavía se ven rastros de esta, trincheras o armamentos abandonados. Y en medio de todo eso la gente se instaló cerca de los surcos de agua.
La gratitud de la gente es increíble, tanto ahí como en la ciudad, nos llaman madre, hermana, amiga, misionaria (que para ellos todo es lo mismo), muchas de las mujeres no hablan el portugués, solo su dialecto, generalmente salimos con catequistas traductores, gente mayor en su mayoría. Los niños son los que más hablan porque van a la escuela.
Si Dios quiere en los próximos días podré acompañar al equipo de formación de alfabetizadores y catequistas, que visitan las aldeas, para tener una experiencia más cercana a la realidad de las comunidades.
Estando en comunión con ellos rezo por nuestras comunidades, que siempre hay que seguir destacando la generosidad y la posibilidad que nos da de sentirnos enviados.
Unidos en oración.
Patricia Carriqueo, misionera en Africa, por gracia de Dios.

1 comentario:

  1. Pato muy lindo testimonio, es muy gratificante lo que hacen por gente que realmente lo necesitan. Una experiencia inolvidable. Felicitaciones por esa misión.
    Un beso enorme desde aquí, Dios las Bendiga siempre.

    Marisa

    ResponderEliminar